Cadena. Suena feo. Suena a esclavitud, a desazón, a injusticia, a asfixia, a “cuidado que no te roben”, a relaciones enfermizas. Aunque, claro, también hay cadenas de favores, de juegos, de conexiones, comunicaciones, llamados a la solidaridad, búsqueda de personas, causas humanitarias, y otras tantas que, parece, no quieren controlar nada (¿o sí?). A mí no me gusta la palabra cadena. En seguida pienso en las que me regalaron cuando tomé la comunión y cuando cumplí los 15, pero que no debía usar porque costaban mucho y las podía perder. O en la cadena de la de la bici, donde una vez metí la pata y me corté feo. O esa gruesa que usábamos para atar a mi perro cuando había que bañarlo. Ahora hay otras cadenas: confusas, interminables, inentendibles, que fogonean, generan dobles sentidos, malas interpretaciones, enojos, ofensas, puteadas… Pero a mí las cadenas de mail me divierten. Sobre todo cuando 20 personas pretenden ponerse de acuerdo y organizar un asado vía mail. Al final, las puteadas en cadena valen la pena. Aunque el asado se arrebate.
9 comentarios:
La neta que yo no soporto las cadenas de mail… y no me ahorro puteadas para quien me las envía. :P
Bravo, Lore. Brillante, como siempre.
Pensaba en eso de las cadenas. A mi me encanta la palabra. Me suena a lazos, como los que plantea Don Antoine en El Principito. Por qué será, quizás porque el perro de casa anda suelto o porque para mis 15 la tradición fueron los anillos. Tal vez anduve demasiado sueltita, qué se yo.
En cuanto a organizar por mail... eso sí que es engorroso!. Lo hicimos con 7 amigas para comprar un ajuar de casamiento. Lo logramos, pero necesitamos un mes, y poner de acuerdo a 7 mujeres en dinero es todo un tema.
Un gusto Lore pasar por acá. Hace cuánto que no nos vemos ya.
Besito
jajaja cadenas...si remitimos al mail...me desespera las cadenas BOLUDAS. si es de esclavitud ni hablemos. si es cadena de favores esta bueno. si es cadena d la bici me trae grandes recuerdos...
tiene tantas posibilidas...
besos. gracias por pasar x mi espacio.
Las cadenas del laburo son geniales.
Las cadenas de spam no tanto.
Las cadenas del esclavo se cimentan en su asunción de la opresión.
La cadena de la bici nunca me agarro porque me subía la media al jogging.
Las cadenas de significantes son muy Saussure, Pierce y Laclau.
Y la cadena del baño ¡oh, qué gran cadena!
Adio!
Qué lindo relato, Lorena. A mí la palabra cadena me resulta simpática fijate... Eso sí: si son de mails, me vuelven loca; desde hace un par de años organizamos varias cosas vía internet con mis amigas y siempre hay malos entendidos. Ni hablar de las cadenas que tenés que mandar a 15 personas porque sino la Virgen no te protegerá o algo muy malo te pasará en las próximas 14 horas... esas sí que las detesto. Un gusto pasar por acá de nuevo. Beso.
Tantas personas que tu y yo conocemos se me vienen a la cabeza después de leer este post...
Aprovecho el espacio para saludar a Valeria B.
Gracias por pasar... fueron lindas tus palabras.
Y este blog es uno de mis favoritos.
Aprovecho la oportunidad para felicitarte por el blog, Lore. Es un placer leer todo lo que escribís. Lo de las cadenas, al igual que a Esteban, me remite a las del máster sin dudas, aunque creo que con el tiempo se fueron acortando. Imposible olvidar el reclamo de Mónica cuando hacíamos la pasantía de verano en LN porque le llenábamos la casilla de mails. Nos vemos el lunes, sin cadenas...
Euge.
Publicar un comentario