viernes, 29 de enero de 2010

Calor

El calor es bueno, sobre todo cuando se junta con “cito”.
El calor y “cito” son sabrosos. Son compartir en la terraza, son cervecita bien helada, son asaditos y guitarreadas al aire libre, son bilirrubina, son ropas sueltas, son piel con piel.
Calor + “cito” forman una linda amalgama. Una pasta, pero que no pegotea, sino que libera.
El problema del calor es cuando coquetea con “zote”. Entonces la cosa se pone fulera. Desconecta. Retrae. Encierra. Consume.
Calor + “zote” también es pasta, pero bien pegocha. Es “no te acerques” y “no te aguanto”. Es “alerta naranja”, es demonizar al sol, es malhumor, es individualismo.
Pero cuando la frescura se cuela bien adentro y navega por las vísceras y juega a las escondidas en el estómago y pintarrajea las venas y bombea cerquita del corazón y hace cosquillas. Entonces no hay “zote”, ni “cito”, ni pasta alguna que renieguen del calor.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenísimo eso que juega en las venas y navega en las víceras. Se llama estar enamorado.

Daniela Rodriguez dijo...

Que Hermoso texto! Besos

Anónimo dijo...

Brillante!
Besos,
Noel

Martina Delacroix dijo...

Enamorada!

Ricardo Fasseri dijo...

Totalmente, una ejemplo para mí es Brasil. Allá el calor me parece empático, soportable, difrutable. Une a la gente en festejos ó en placer, la música y el mar con su brisa ayuda, pero acá en baires en el medio del asfalta y cemento no junta a nadie, no conecta con nada, no sirve ni el cito ni el zote...