viernes, 29 de enero de 2010
Calor
El calor y “cito” son sabrosos. Son compartir en la terraza, son cervecita bien helada, son asaditos y guitarreadas al aire libre, son bilirrubina, son ropas sueltas, son piel con piel.
Calor + “cito” forman una linda amalgama. Una pasta, pero que no pegotea, sino que libera.
El problema del calor es cuando coquetea con “zote”. Entonces la cosa se pone fulera. Desconecta. Retrae. Encierra. Consume.
Calor + “zote” también es pasta, pero bien pegocha. Es “no te acerques” y “no te aguanto”. Es “alerta naranja”, es demonizar al sol, es malhumor, es individualismo.
Pero cuando la frescura se cuela bien adentro y navega por las vísceras y juega a las escondidas en el estómago y pintarrajea las venas y bombea cerquita del corazón y hace cosquillas. Entonces no hay “zote”, ni “cito”, ni pasta alguna que renieguen del calor.
miércoles, 27 de enero de 2010
Difícil
Dice tartamudeo. Dice palpitaciones. Dice sudor. Dice silencio.
¡No es tan difícil! Repite, para acallar la verborragia.
Es sentir. Es mirar. Es permitir. Es disfrutar. Es ahora.
¡No es tan difícil! Vuelve a decir, una y otra vez.
Las mañanas con sol. Las estrellas de a dos. El ronroneo del amanecer. El rumor de la complicidad. El coqueteo de la piel. La simpleza del suceder.
Y no. No es tan difícil. ¿O sí?
martes, 26 de enero de 2010
sábado, 16 de enero de 2010
Sin nombres, sin lágrimas
Nota: Extracto de la crónica "Rescates desesperados y furia entre los escombros", publicada hoy en Clarín.
jueves, 14 de enero de 2010
Mundo injusto *
miércoles, 13 de enero de 2010
lunes, 11 de enero de 2010
Simple y complejo
martes, 5 de enero de 2010
La muertos célebres y el periodismo
Una de las peores tiranías del periodismo es la inmediatez. El tener la información y toda su producción lo antes posible. No se si tanto para informar como para competir, pero todo tiene que ser ya. Entonces pasan cosas como tener de antemano todo el especial sobre personalidades públicas que, presumimos, están a punto de morir. El riesgo, claro, es cometer graves errores como el de Clarín, que vaya uno a saber por qué publicó la muerte de Sandro, y todo su material ya preparado, el 21 de noviembre, más de un mes antes de su muerte verdadera. Ahora que murió, usó el mismo especial, y trató de zafar cambiando títulos, epígrafes y fotos. Tanta fue la inmediatez que hasta se olvidaron de cambiar los tiempos verbales.
Como Sandro, hay muchas personalidades de las cuales los periodistas ya tenemos toda la necrología armada, la galería de fotos de su vida y trayectoria, los videos, las anécdotas, las frases célebres y no sé cuánta información más, para aprovechar la inmediatez en el momento en que finalmente se decidan a estirar la pata. Un caso: Maradona. Cuántas necros y recopilación de su paso por esta vida habremos escrito esperando su inminente muerte. Sin embargo, ahí está: vivito, coleando, dirigiendo la Selección y polemizando.
El año pasado esta lógica del ya mismo nos jugó varias malas pasadas: muchas, muchísimas fueron las muertes inesperadas de personalidades públicas que no nos dieron tiempo a tener armado nada de antemano. Y así estuvimos, a último momento, armando la muerte de Fernando Peña, Michael Jackson y otros tantos. A Sandro todos los teníamos ya por muerto, en parrilla, archivadito y esperando el momento para el zarpazo final. Y así nos fue. Errores, como el de Clarín, lo explican mejor.