martes, 3 de marzo de 2009

Cuando el diablo mete la cola

Soy el diablo de Humahuaca… El talco se cuela por los rincones más insólitos. Su perfume cubre el olor a sudor, a lágrimas, a alcohol, mientras la albaca pende de una oreja llamando a la soltería desaforada. Nadie resiste a mi tentación… El sol raja la tarde endiablada, los pañuelos flamean en el cielo, la alegría, el baile, los colores, la espuma, el agua florecen en un carnaval atolondrado. En mi quena hay un gualicho… Las cajas de las copleras resuenan en la quebrada y mientras el grito despiadado levanta la polvareda, los pies y los galopes del corazón, la pacha espera impaciente en el misterio del cerro rabioso. Allá vamos cuando el sol se esconde, chorreando vino, saltos, cantos y Los Alegres de Humahuaca, vamos con la comparsa ay viditaiii. Entonces el diablo es desenterrado y la Madre Tierra es adoración: chicha, hojas de coca, talco, tabaco, alcohol y más alcohol… son las ofrendas que recibe antes de escuchar los uno, dos, tres disparos. Y salen los diablitos enmascarados, bailando y bailando y ayyy viditaiii. Una semana después habrá que enterrarlo. Pero yo me resisto. Lo dejo suelto nomás. Lo dejo meter la cola al intruso… hay un gualicho para las duras de corazón. Ya veré si el año que viene tengo ganas de volver a enterrarlo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

HErmana!!
pone un correo!!!
Avispate!!!

Anónimo dijo...

Donde el diablo mete la cola deja una rendija por donde el amor se cuela. ¡¡Cuidado!!

Anónimo dijo...

¿y eso?
¿a que viene?
¡en casa de herrero cuchillo de palo! ¡gil!

Anónimo dijo...

nuncaaaaaaaa je esta bueno que conoscas la magia del carnal espero que puedas decir soltame carnaval!algun dia mas con este diablo tucumano