sábado, 14 de marzo de 2009

Inseguridad

"Se llamaba Romina Gélvez. Tenía 22 años. Murió ayer en el Hospital Español de Mendoza. Estaba con muerte cerebral desde el domingo. La desesperación frente a un embarazo no deseado la empujó el viernes 6 a recurrir a una curandera del barrio La Gloria, en el departamento de Godoy Cruz, para que le practicara un aborto. El procedimiento no fue seguro: hubo una sonda de por medio. Llegó al Hospital Paroissien, de Maipú, con un cuadro infeccioso crítico. Nunca se recuperó. Romina no tuvo los 3000 o 4000 pesos que se requieren para acceder en la Argentina a un aborto seguro. Clandestino, sí, pero seguro. No fue el único caso fatal en la misma semana. La penalización del aborto está matando a las mujeres pobres. Pero de esa “inseguridad” que impacta exclusivamente en cuerpos femeninos, pobres, silenciosos, los grandes medios de comunicación no se hacen eco. Esas muertes, evitables todas, no importan."

Nota: extracto de la nota La otra "inseguridad", publicada hoy en Página/12.

6 comentarios:

el Rafa dijo...

Tema largo y complejo. Conozco un caso de un embarazo no deseado en que el padre de la criatura hizo que interviniera la policía para evitar que la madre aborte a la criatura. Hoy ese hijo es la Luz de los ojos de ese pibe y la madre no tiene contacto con la criatura ni quiere tenerlo. Si el aborto hubiera sido legal ese bebe no hubiera nacido...

Facundo Martín dijo...

Coincido con la opinión anterior (Con lo del tema largo y complejo) Que suerte tuvo esa criatura de tener un padre que lo quiera. Lamentablemente, tal como lo marca la costumbre, los padres de las criaturas no deseadas son los primeros que se borran. Marca tambien la costumbre, que las madres pobres (y jovenes), no tienen como hacerse cargo de sus hijos y recurren a este tipo de soluciones, que en definitiva no lo son.

Espero no haber divagado demasiado, gracias por el espacio

Lorena Tapia Garzón dijo...

Creo, Rafa, que no es esa la discusión de inseguridad que en este caso nos toca. Se trata, más bien, de un tema de exclusión a la vida misma... Tema largo, pero no siempre tan complejo como algunos intentan hacernos creer.

Anónimo dijo...

Creo que hay que diferenciar: en el caso que menciona Rafa, no era un embarazo no-deseado, en tanto era deseado por el padre.
Es, de todos modos, supongo, un caso situado en el estrato social medio.
El problema es en la pobreza. Allí la exclusión es de salud, de educación, de derechos, y hasta de futuro. Y, como dice el artículo, son los pobres los únicos que no acceden -ni siquiera- a la decisión de desear o no un hijo ni de cuidar o no la vida.

Juanjo Domínguez dijo...

Coincido en que el problema está en la pobreza. Pero creo que la imposibilidad de practicar un aborto legal -y, por ende- seguro, higiénico y sin eventuales mala praxis- ciñe aún más la libertad en las clases bajas. Junto con unos amigos de Brasil discutíamos el otro día un asunto parecido, pero referido a la prostitución: es una profesión indigna y no representa una elección de vida para la mujer, excepto para las que la necesitan para comer. Si la pobreza es tan grande y su corrección requiere indefectiblemente de años, ¿no convendría acaso legalizarla para solucionar los problemas de miles de mujeres? Saludos.

Anónimo dijo...

la palabra "inseguridad" llevaria comillas simples ya q el texto en si se encuentra entre comillas.Un aporte gracias