Suele ser una de las burlas de mis amigos más cercanos. Es triste, pero asocian el sonido de mi celular a una llamada de mi vieja. Nunca se les ocurre que puede ser un tema de trabajo, un colega, un amigo de la infancia, mucho menos un enamorado. Nono, para ellos el sonido de mi celular es sinónimo de “otra vez, tu vieja”. Es que desde que tenemos ese bendito sistema empresas, donde todos los de la familia nos podemos hablar gratis, mi mamá llama cada dos por tres. Sin motivo alguno, eh. De aburrida nomás. Su muletilla es “¿alguna novedad?”. Y claro, mi repentina cara de ojete y mi voz casi violenta:
- Y no, mamá, ¡qué novedad puedo tener si hablamos hace 15 minutos!
- Buenooooo, es que te extraño, che. No seas malaaa.
- Bueno, mamá, es que es lo mismo cada vez.
- Ta’ bien. ¡Te quiero! Chau.
- Chau.
Encontré de casualidad este video (muy gracioso, por cierto) donde ironiza la situación de una madre que llama una y otra vez a su hija, por cualquier razón (o sin razón). “¿Qué pasaría si tu madre pudiera llamarte todo el tiempo?”, pregunta. Yo respondo: “Uff, decímelo a mí”.
Tigresas
Hace 2 semanas