viernes, 25 de diciembre de 2009

La kora

Si hay algo que me encanta de las guitarreadas hasta altas horas de la madrugada, no es sólo cantar y bailar y festejar, sino esa especie de rejuntada de amigos, y de amigos de amigos, y de amigos de amigos de amigos, y ese conocer, descubrir y compartir como si la cadena de relaciones fuera mucho más estrecha. Anoche, en mi casa, se fue armando esa rejuntada: meta asado, vino, viola, bombo y vientos... Y en una de esas apareció Gabriel, un yanki que hace dos años anda viajando por el continente, junto a su perro flaquísimo y castrado, un amplificador de sonido y su arpa africana, la kora.

Me enamoré de la kora. Y tuve ganas de compartir un poquitín de su encantadora armonía.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Invitame a esa fiesta!!!!! Malena