Si hay algo que me encanta de las guitarreadas hasta altas horas de la madrugada, no es sólo cantar y bailar y festejar, sino esa especie de rejuntada de amigos, y de amigos de amigos, y de amigos de amigos de amigos, y ese conocer, descubrir y compartir como si la cadena de relaciones fuera mucho más estrecha. Anoche, en mi casa, se fue armando esa rejuntada: meta asado, vino, viola, bombo y vientos... Y en una de esas apareció Gabriel, un yanki que hace dos años anda viajando por el continente, junto a su perro flaquísimo y castrado, un amplificador de sonido y su arpa africana, la kora.
Me enamoré de la kora. Y tuve ganas de compartir un poquitín de su encantadora armonía.
Una y otra forma
Hace 5 semanas
1 comentario:
Invitame a esa fiesta!!!!! Malena
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