jueves, 2 de octubre de 2008

Humo

Aquí y allá. En todos lados. Humo y más humo. En casi todos a mi alrededor. Antes era al revés: creía ser una de las pocas (minoría) que lo producía y lo producía sin parar. Y admiraba a los que no (mayoría) lo necesitaban como yo. Ahora, que ya no lo necesito (o sí, un poco sí), es la mayoría la que lo necesita como antes yo (o quizás no).

Es así, como una cortina de humo que te envuelve, te lleva, te engaña, te hace creer… Nunca terminás de saber cuál es la verdadera verdad. Hasta que se hace humo, supongo. Y te olvidás.

11 comentarios:

· dijo...

el humo toca a las personas, como un sutil espionaje a la altura de la piel o las ropas. y cuando te toca, se hace ceniz, te vuelve ceniza. y no queda nada. pero eso.

Anónimo dijo...

pense que hablaba del cigarro, ahora no se......

Anónimo dijo...

está piola tu blog, saludos

Anónimo dijo...

el humo caminando por el aire , se imagina el viajero estelar hacerse humo,
llamar al humo azul en la noche en el dia por su nombre real como seria ,
cada uno se desliza con un dialogo distinto con el , por el

como un alma que viaja a traves de distancias ,de años y se desliza serenamente eterna iniciando un viaje astral
esos viajes suceden en momentos necesarios , saber distinguir el dialogo con el humo es importante.

Anónimo dijo...

Había una niña a quien no le gustaba el humo que envolvía a su mamá. No le gustaría el humo, ni el malhumo-r, ni tantas in-huma-anidades de la vida. Dibujaba, entonces, calaveras en las cajuelas de cigarrillos que guardaba su mamá. Como una advertencia -peligro- sin obtener aparentemente resultados. Su mamá seguía fumando y con mal-humo-r. Abatida, resignada, la nena comenzó a fumar. Y se llenó de humo para no ver el mal-humor ni el humo ni...
Por suerte empezó a escribir y el humo se disipó. Y no era tan malo, después de todo, el humor de la madre, ni de mucha gente. Y si eran malos... a ella ya no le importó más. Un beso.

Funkangular dijo...

a mi me gusta el humo, pero no el de tabaco...

pero si hay algo que no tolero son los vendedores de humo, mucho menos los exportados a perú.

Juan Pablo dijo...

Bueno, un poco críptico el post, pero me gustó.

Lorena Tapia Garzón dijo...

Cuántas historias humeantes. ¡Qué humareda!

Abi dijo...

El humo enceguece la mirada, estorba, entorpece el pensamiento, intoxica los pulmones, deja olor. Supongo que seria mejor que no haya humo, o no tanto.
Saludos L.

Maximiliano Kerszenbaum dijo...

Hola Lorena:

Ja! ja! Está buenísimo!

Saludos!!!!

Max.

Lorena Tapia Garzón dijo...

Lo peor de todo, Abi: entorpece el pensamiento, tenés razón.
¡Gracias Max!