miércoles, 25 de marzo de 2009

Festejar el otoño


Hojas secas, crujientes. Máscaras ocres mediando la luz intensa, el sol que aún calienta, pero que de a poco se aleja. Poemas que caen y se esparcen. Un rostro alegre, una mirada azul, una guitarra, una canción, un té con limón. El juego va y viene. La sensación de que el año recién comienza, la rutina, los guardapolvos blancos, el olor a café con leche. Y una fiesta. La del otoño. La del comienzo de una nueva estación, con sus colores, sus sensaciones, sus rituales. Una fiesta que la simpática Colorita insiste en celebrar. Cada año, cada tres meses, un encuentro estacional. Me pareció una idea encantadora. Así que, por primera vez, festejé el otoño, y jugué con su manera de arribar. Ahora espero ansiosa las fiestas que vendrán.

5 comentarios:

Fernanda. dijo...

Fantástica iniciativa, festejar las pequeñas cosas hacen más disfrutable las cosas. Pero en Santiago, las estaciones se parecen, ya desembalé mis medias, pero el sol no da tregua y los 40 grados están instalados. Por los pronto festejo con una gripe que me convirtió en un traficante de mocos, ja (qué cochina).
Besitos lore.

Fernanda. dijo...

Cosas, cosas, cosas... me excedí con ese fonema tan vacío. Es el problema de no leer al terminar de escribir.

Bruno Cirnigliaro dijo...

Cada estación es una rendija irrepetible por donde se cuela siempre un encanto diferente; pero igualmente intenso. Celebrar su llegada, cada tres meses, es saber mirar el cielo, las horas, la vida.

Saludos Tapia!

Juanjo Domínguez dijo...

No es el otoño mi estación favorita. Pero es bueno festejar que comienza, para ponerle onda.

Carolina Wajnerman dijo...

Qué lindo haber compartido ese momento con tan linda compañía!
Hasta la próxima, bonita tucumana!
Caro colorita...