sábado, 7 de marzo de 2009

Lejos de mí, cerca de él

Se fue del pueblo a los 18 y creyó que lo había dejado atrás para siempre. Partió con el crepúsculo de su inocencia, con la traición de los miedos de adolescente que le producían taquicardia y sensación de muerte, con los cigarrillos que había comprado en el almacén de la esquina y varios encendedores ajenos en el bolsillo agujereado del pantalón. Se llevó su andar desaliñado, sus John Foos turquesas puestas, su acento provinciano, sus uñas largas porque olvidó el alicate en casa, su inexperta guitarra, su paranoia al amor, su flacura larga y espigada.

Anduvo por ciudades, por cientos de amistades, trabajos indeseables, creatividad a flor de piel con sensación de vacío entre el amontonamiento de gente exaltada. Zorro, lo llamaron. Zorro del desierto. Un Zorrito con la cola entre las patas que de a poco fue soltando, pero sin perder las mañas.

Recuerdo el día en que lo conocí, con su simpática tartamudez, su memoria fotográfica, su “ahicito nomás” y con la misma tonada que tiene mi familia paterna, oriunda de su mismo pueblo. Me acerqué. Me emocioné. Y desde entonces casi nunca me separé. Cuando me tocó el turno de partir a mí, ahí estaba él. Cuando grité, festejé, lloré, comí, me ahogué, triunfé, fracasé, reí, amé, bailé... Ahí estaba él.

Ocho años pasaron desde aquél día en que se fue de casa. Dejó el cigarrillo y con él su manía de afanar encendedores. Engordó. Se enamoró. Le sacó chispa a la guitarra, creó y dedicó canciones. Hizo una maestría. Se vistió de traje. Pero nunca, nunca, abandonó su letanía de desierto. Su deseo de desierto. Sus encantadoras mañas de desierto. Será por eso que regresó a la tierra de los cerros, de los dulces caseros, de las frutas dulces y jugosas, y de los “ahicito nomás”. Ahí está él ahora. Lejos de mí. Tan cerca de él.

Nota: Para mi entrañable amigo, hasta siempre...

8 comentarios:

el Rafa dijo...

Muy emocionante texto señorita. Muy emocionante...

Juanjo Domínguez dijo...

Partió el Zorro ya. Pero va a volver. Tengo una corazonada. Me encantó la descripción, amiga. A Javier supongo que también. Beso.

Bruno Cirnigliaro dijo...

Uuaauu!!!! De lo mejor que leí en tu blog Lorena Tapia! Me encantó, me emocionó; aún sin conocer la historia. Cuan digno será de este homenaje tu amigo, si tan bellas son las palabras que brotan de vos en esta ocasión!
Brindo por esa amistad!

Paula dijo...

Lore te pasaste!!que descripcion y que amistad!! me emocione..!besos

Martina Delacroix dijo...

Amiga, si ayer justamente hablábamos sobre la tristeza y la nostagia que sobrevino a la partida del Zorro, este homenaje sí que corona la charla y tantos recuerdos (me mató lo de las All Star turquesa...). Salud, Lore.
Un beso enorme para ambos.
Marti.

Martina Delacroix dijo...

Amiga, si ayer justamente hablábamos sobre la tristeza y la nostagia que sobrevino a la partida del Zorro, este homenaje sí que corona la charla y tantos recuerdos (me mató lo de las All Star turquesa...). Salud, Lore.
Un beso enorme para ambos.
Marti.

Anónimo dijo...

El zorro es como el viento y al viento siguió.
Ojalá haya viento zonda y lo traiga de nuevo.
¿O la brisa del río lo cargará en su vientre?
¿Hay dios del viento para rogar que vuelva?
Y si hay un dios del viento estará contento:
pocas veces se sabe de amores-amigos como los de ustedes dos. Malena

Javier dijo...

Lore, ¡qué bonito! Todavía me pregunto si me merezco semejante muestra de cariño. Y me emociono y me quedo sin palabras y se me vienen a la memoria tantos momentos gratos.

Muchas gracias nuevamente y espero seguir siendo digno de ese cariño, tu cariño.