Una vez se enojó tanto, pero tanto con su papá, que se encerró en su cuarto, agarró el costurero y llenó de agujas el colchón matrimonial, pero sólo del lado izquierdo, donde dormía él. Las hundió bien profundo, de tal modo que no se vieran, pero con las puntas lo suficientemente en la superficie, para que cuando se acostara no quedase más opción que pincharse, una y otra vez, una y otra vez. Le llevaría horas descubrirlas a todas.
La travesura quedó como una anécdota graciosa en la familia. Pero todavía hoy, 25 años después, ella se pregunta de dónde sacó semejante idea con tan sólo 5 años.
Una y otra forma
Hace 1 mes
9 comentarios:
terrible anécdota..
Y yo pensaba que yo era malo de chico... mis tres casi tres incendios a la casa no compiten con las agujas...
instinto asesino Tapia...
así se llama
¡Qué maldita!
¿Qué le pudo haber hecho el padre a esa niña?
El gualicho se hace con la foto, Lorena, no con la cama!!!
Sería interesante saber lo que le hizo el padre para que la niña haga semejante acto de venganza. A > castigo > será la venganza?
Seguramente la castigó (o retó) por alguna otra travesura. Pero ella sólo recuerda nítida "esa" travesura.
Lorena, estás lista para protagonizar "mujeres Asesinas" jajaa!!!!
Tia Adri.
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