La mayoría de las veces que llueve parece que se cae el cielo en Buenos Aires. No hay paraguas que dure. Terminan dados vuelta, con el forro arrancado del sostén de metal por un bruto viento que, encima, aparece de pronto.
Una vez, en un examen preocupacional, la psicóloga laboral me hizo hacer ese fastidioso dibujo de la lluvia, para saber cómo me protejo de esa situación. “Esta vez la cago (a la psicóloga)”, pensé, harta de hacer siempre el mismo dibujito con el paraguas cada vez que consigo un laburo nuevo. Y me quise hacer la original: hice el mismo dibujito, pero con el paraguas roto por culpa del viento porteño. Y encima lo titulé: “Un día de lluvia en Buenos Aires”.
Es que de verdad si hay algo que siempre me llamó la atención de la lluvia en Buenos Aires fueron los paraguas rotos en los tachos de basura de cada esquina, la gente peleando para que no se de vuelta, y yo, con mi humilde paragüitas, siempre llevando las de perder.
Y la cagué, nomás. Pero no a la psicóloga. La muy boluda ni cuenta se dio de la originalidad de mi dibujo. Ni una mención a lo que para mí forma parte del paisaje porteño, de su identidad. En cambio, me dijo que todavía no me hallo en Buenos Aires, que no había hecho “mi lugar” en esta ciudad, y que esperaba que pronto pueda apropiarme de mi vida aquí. Salí desconcertada. La propuesta laboral era importante y, paradójicamente, era el motivo por el cual decidí mudarme a Buenos Aires. ¡Qué psicóloga boluda!
Una vez, en un examen preocupacional, la psicóloga laboral me hizo hacer ese fastidioso dibujo de la lluvia, para saber cómo me protejo de esa situación. “Esta vez la cago (a la psicóloga)”, pensé, harta de hacer siempre el mismo dibujito con el paraguas cada vez que consigo un laburo nuevo. Y me quise hacer la original: hice el mismo dibujito, pero con el paraguas roto por culpa del viento porteño. Y encima lo titulé: “Un día de lluvia en Buenos Aires”.
Es que de verdad si hay algo que siempre me llamó la atención de la lluvia en Buenos Aires fueron los paraguas rotos en los tachos de basura de cada esquina, la gente peleando para que no se de vuelta, y yo, con mi humilde paragüitas, siempre llevando las de perder.
Y la cagué, nomás. Pero no a la psicóloga. La muy boluda ni cuenta se dio de la originalidad de mi dibujo. Ni una mención a lo que para mí forma parte del paisaje porteño, de su identidad. En cambio, me dijo que todavía no me hallo en Buenos Aires, que no había hecho “mi lugar” en esta ciudad, y que esperaba que pronto pueda apropiarme de mi vida aquí. Salí desconcertada. La propuesta laboral era importante y, paradójicamente, era el motivo por el cual decidí mudarme a Buenos Aires. ¡Qué psicóloga boluda!
7 comentarios:
publica el nombre de esa psicologa!!se merecen un escrache!(menos malena...obvio)
hola lore!!!!!!esta buenisimo lo q escribis,me gusta leerte,trasmitis en forma simple y desde un enfoque cotidiano,no por eso menos simple,situaciones q reflejan imagenes que muchas veces se nos escapan casi sin ser percibidas!y lo bueno es poder rescatarlas!besos! sol.rubiol
Me gusta este ¿cuento? Como lo que subiste sobre los chaguitos y el "ruido" del hambre. Lamento que haya quienes no puedan leer lo que transmitís. Pero bueno... si todos habláramos el mismo "idioma", si no hubieran intereses mezquinos... ¡¡¡no estaríamos en la Argentina!!!
¿A qué psicóloga cagaste? No puedo dejar de leer con mis ojos psi. porque no será a tu madre, ¿no? Pero si así fuera... ¡¡avanti!!
Me reí mucho con esta historia, una quiere ser sincera y la otra encuentra algo para sacar la lengua cual oso hormiguero buscando su comida del hormiguero tan bien trabajado por las obreras, ¡chau hormiguero! Escrachecito.
seguí contando historias y cuentos,me encantan, cuando los leo por un rato salgo de Tucumán.
Abi
Que bueno ese Header! un flash!!!! jajaja...
Gracias Sol, Abi y Vieja!!! Bienvenidas a las que pasan por primera vez por aquí! Espero verlas seguido... Payito: gracias por el header!!! Para los que (como yo) no saben qué es el header, son las dos caretas de teatro que desde hoy decoran mi blog. Quedó bueno, que no?
Que loco que en esta ciudad uno la tenga que caretear hasta con la psicóloga jaja. Y bue, tendremos que evolucionar y dominar el inconciente para asignarle tb al pobre tareas de compra - venta, que tanto éxito tienen por estos pagos. Hay que hacerse emo y dejarse de joder.
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