jueves, 18 de septiembre de 2008

Sueños

Hay un par de sueños que quedaron tan grabados en mi mente que, creo yo, no los voy a olvidar nunca. Tan arraigados están que de vez en cuando los recuerdo. Los nombro. Los cuento como anécdotas graciosas. Y, claro, trato de interpretarlos. ¿Quién no intenta hacerlo con aquellos que por alguna razón no olvidaron al despertar? Van aquí cinco de mis sueños más perturbadores.

Sueño 1 (Tengo 14 años. Es Navidad y acaba de morir mi abuela paterna. La mató la complicación de una operación que se suponía insignificante. Yo no había ido a visitarla al Sanatorio, así que la culpa me deja mal. Tan mal que ni siquiera puedo dormir sola. Termino mudándome con mi colchón al cuarto de mis hermanos):
Entro a una habitación pequeña, muy luminosa, pero sin ventanas ni aberturas. No hay nada más que un trencito de juguete, a pilas, que da vueltas y vueltas sobre una mesa chiquita. Lo observo desde la puerta. Fijo mi vista en el maquinista: un muñequito que sonríe, parecido a los Pin&Pon. El maquinista gira el cuello. Me mira fijo, siempre sonriendo. Descubro con horror que en realidad es mi abuela. Le pido disculpas, una y otra vez. De pronto, sin borrar su sonrisa, levanta una mano y me hace fuck you
.


Sueño 2 (Tengo 16 años, un trauma con mi cuerpo y algunos kilos de más):
Voy a una clínica para adelgazar y el médico me receta una pócima que debo tomar en dos partes, a la tarde y a la noche. El resultado es mágico: voy a convertirme en hombre lobo, saldré a comer gente y al día siguiente seré humana otra vez, pero flaca. Tomo la primera mitad y me arrepiento. Contra reloj, vuelvo desesperada a la clínica para deshacer el efecto de la pócima. El médico ya no está. En cambio, dos amigas de mi infancia (que hoy son médicas), atienden en el mostrador: Abi no tiene idea de cómo ayudarme; Ana (una mina muyyy colgada en la vida real) me receta veneno para ratas. Me doy cuenta que no hay solución, que ya es tarde para arrepentimientos. Decido terminar la pócima, pero encadenada a un poste de luz. Sale la luna. Me transformo. Violento el candado. Vuelo. Salgo en búsqueda de mis presas. Me despierto.

Sueño 3 (Días después del sueño 2. Odio a mi viejo porque no me deja ir a bailar a boliches, ni quedarme a dormir en la casa de amigas, y siempre me va a buscar temprano de las fiestas):
Una noche mientras todos duermen descubro una habitación oculta en mi casa. Entro en penumbras, asustada. Hay un escritorio que, presiento, es de mi papá. Silenciosamente me pongo a revisar carpetas y papeles. Entonces descubro un secreto que esconde mi viejo: es un hombre lobo. Miro por la ventana. Es noche de luna llena. Se me eriza la piel.

Sueño 4 (Hace dos años más o menos. Vivo en Buenos Aires, en la casa de mis abuelos maternos, y no veo las horas de mudarme sola):
La muerte me persigue, pero yo no la veo. Y aunque no la veo sé que vuela alrededor mío y que tengo que evitar que se apoye en mi cabeza porque entonces, sí, estoy muerta. No la veo, pero el resto de la gente sí la ve. Y para evitar ponerme triste, no quieren decirme. Pero yo me doy cuenta. Le pregunto a mi abuela, que también se hace la boluda. Me enojo, le grito, le digo que me ayude y que me señale dónde está la muerte así la esquivo. Mi abuela pasa a ser mi sombra.

Sueño 5 (Hace un año más o menos. Vivo en Buenos Aires, sola, en un monoambiente al que acabo de mudarme. Le tengo fobia a las cucarachas. No puedo ni matarlas. Toda la vida mis viejos acudieron a mi ayuda cada vez que yo pegaba el grito. Hace poco entró una enorrrrrrrrme volando por la ventana de mi departamento del 10º piso. No supe qué hacer. Desde dos metros de distancia le tiré todo el aerosol de veneno, me fui de casa y no volví hasta el día siguiente):
La muerte me persigue otra vez. Es un murciélago primero, al que puedo esquivar. Pero rápidamente se transforma en una gigantesca cucaracha. Corro por todo el departamento a los gritos, pero la hija de puta corre más rápido. Me subo a la cama. Ella también sube. Me alcanza, me alcanza, me alcanza... Entra mi mamá. Con cara de “bah, mirá por lo que gritás” agarra la cucaracha con la mano y la tira al inodoro.


12 comentarios:

Anónimo dijo...

los sueños como una puerta , otra manera de seguir , algunos persiguen sueños a otros los persiguen los sueños ,y asi en varias formas, soñar despierta muchas busquedas , abrir la puerta de ese momento es cerrar los ojjos y escuchar lo mas profundo de nosotros,desde los primeros momentos de esta historia ,que siga esa busqueda ,ahora una siestita para seguir en la busqueda ,nos vemos en los sueños!

Anónimo dijo...

Hijita: sé de sueños, pero no de TUS sueños, y la verdad... tampoco quiero saber.
Pero sí sé que en todos, alguna respuesta hay.
Ser un poco hombre lobo, ante tanta injusticia, ante tanto improperio, ante tanta inequidad como muestran tus otros comentarios-blogs... ESTÁ MUY BUENO!!

Diego Nofal dijo...

Una dulzura tu abuela vestida de pin y pon con el dedo mayor arriba.

para los otros dos sueños una fragemento de "Lobizón", de Los Guayaberos:"... Por segui mi vocación, que es la de ser un lobizón, y cuando me toca la luna, me crece el pelo y también las uñas, lobizon baila mi son..."

Para el otro con una fumigación basta.
Saludos alto blog

Unknown dijo...

Cuando quiero recordar alguno de mis sueños, el que viene a mi mente es cuando soñé que estaba caminando por las calles de mi villa dolores (Cba. la ciudad de mi adolescencia) y de pronto empecé a ver cosas muy extrañas, como por ejemplo una vaca volando. Sorprendida, anonadada, y solamente pensando que eso era el holocausto, comencé a correr. Corrí mucho y pensé que todo había sido producto de mi imaginación hasta que llegué a mi colegio (Sagrado Corazón de Jesús) justo en ese momento me detuve, porque ante mis ojos se encontraba un “caballo levitando”. Nunca entendí bien cual fue el significado de este sueño, o pesadilla, pero ese día me quedó grabado porque después de ver tanto animal suspendido, me parece que creí que yo también podía volar y me desperté en el piso.
Saludos Lore de tu cuñadita, está muy lindo tu blog. Besos.

Lorena Tapia Garzón dijo...

Anónimo: muy bueno lo de los sueños (¿tormentos?) que nos persiguen...
Vieja: explicame qué significan estos sueños, dale. ¿O será que vos tenés algo que ver con ese lobo?
Diego: gracias por traerme a los Guayaberos! Hace mil que no los escucho ni voy a una de esas jodas a bailar con ellos todita la noche... Qué épocas!
Belu: Ojo con los sueños que contás. Ahora que pienso, mi hermano tiene pinta de orangután.
Besos!!

Abi dijo...

Querida amiga lamento yanto no haber tenido el antidoto para revertir la trasformación a Loba ...jajaja me reí mucho con todos los sueños pero me impacto que tu abuela se vuelva sombra! Sabes que tengo sueños que se repitieron en mi vida pero creo que estoy en un momento de "lock aut" (asi se llama a la perdida de memoria cdo. uno toma de mas pero creo que se escribe de otra manera) aunque no tome nada jaa no puedo recordar ninguno.. ya volveran no creo haber resulto algunos. Besos nos vemos vieja!
Abi

Abi dijo...

Me olvide: la foto nueva del blog me gustó mucho! Abi

Martín dijo...

Con sueños así, yo no me levantaría de la cama. ¿Para qué? Bueno, tal vez debas levantarte para recabar más material para tus sueños.

Lorena Tapia Garzón dijo...

Abi: espero que vuelvas a encontrar tus sueños!
Martín: la verdad que es lindo el material de los sueños, no? Al menos a veces...

Anónimo dijo...

Más que sueños parecen pesadillas changa. Todo material de peliculas de terror. La Abuelita/Chuky es lo más jajaja. Aunque creo conocer el origen del licántropo en la familia, porque es un bicho q a mi tb me persiguió, persigue y perseguirá hasta que se convierta en un Piny Pon sobre un trencito jajaja.
Y todo mal conque me compares con un horangután en el sueño de la Belén, en todo caso asocialo al hecho de que los animales están suspendidos (por lo colgado, que se yo). Besos

Anónimo dijo...

hola amiga!! me doy cuenta que en tus sueños hice mala praxis con el veneno, jaja, sory. esta muy bueno recordar los sueños, yo tambien tengo un sueño qu cdo era chica se repetia, soñaba con aviones que se estrellaban y yo siempre acudia a la ayuda de los pasajeros, la ultima vez fue uno que se estrello en la esquina de mi casa, ya hace varios años.
Felicitaciones y besos

Lorena Tapia Garzón dijo...

Negra, no sólo hiciste mala praxis... ¡quisiste matarme! Te juro que hasta tengo presente la cara de fabuladora que ponías en el sueño, haciendo como que estabas segura de lo que recetabas, pero sabiendo que no tenías la más puta idea de cómo ayudarme.