miércoles, 27 de agosto de 2008

Quero, quero, queroseeeeeeeeeénnnn

Las luces de los autos que pasan por la calle, 10 pisos abajo, se reflejan en el cielorraso blanco. Manchones rojos, amarillos, azules… pasan por la avenida de mi techo, pese a que la cortina está cerrada. Medio dormida y con la borrachez despeinada de la mañana temprano, no distingo de dónde provienen esos retazos de luz que se mueven rápidamente. Hasta que descubro la rendija milimétrica que ha quedado al descubierto de la gruesa cortina.

A las luces le siguen los ruidos insoportables de los motores, bocinazos y frenadas de la hora pico, allá abajo y al mismo tiempo en mi almohada, ahí nomás, donde apoyo la oreja. Y sin querer se cuela un recuerdo: el despertar en mi casa de Tucumán, bien de barrio, lejos de cualquier avenida, de cualquier bocinazo o frenada, donde los únicos ruidos válidos son los gritos de la vecina de enfrente cuando caga a pedos a su hijo.

Pero mi recuerdo de esa mañana no es del despertar habitual de mi casa en Tucumán. Mi recuerdo tiene que ver con uno más esporádico, pero no menos perturbador. Uno que desde que tengo uso de la memoria pasa cada meses, aún cuando uno ya se olvidó de su existencia: “Quero, quero, queroseeeeeeeeeénnnn", repite, a los gritos, una y otra vez. Hasta que se pierde a la vuelta de la esquina.

Es el querosenero que tanto odiaba los sábados, después de una noche agitada. Es el hombrecito que pasa en su carro, arriando a un caballo flaco, ofreciendo querosén en bidón. La última vez que fui a Tucumán, hace un mes y medio, me despertó de nuevo el muy cabrón. Pero esa vez sonreí, y disfruté que sea él quien me haya despertado.


Nota: ¿Será que alguien, todavía, le compra querosén?

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Desde el próximo sábado voy a comprarle kerosene. ¿querosén? ¿cómo se escribe? No sea que el viejo se muera sin esperanza. O deje de venir. Quiero que cuando vuelvas puedas escuchar de nuevo ese grito. Tu mamá

Anónimo dijo...

De buena leche te digo: cambiá tu foto, sacate los lentes negros, mirá a la cámara, mostrá tus ojos. Con lentes negros y mirando no se qué, perdés un montón de vos. Los ojos hablan, la mirada se interpreta, te desoculta. ¿Eso querés? Imagino que sí. Si querés mostrar tu visión del mundo con el blog, es que no querés ocultarte. ¿Para qué mierda lentes negros entonces? Criticón.

el Rafa dijo...

Hmmm…. Cuidado con la nostalgia amiga, en ocasiones nos lleva por lugares mentales que no es bueno visitar a menos que nos lo propongamos.
Tu mama es muy dulce.
Esta buena tu foto!!! La mía ta mas mejor. :P

Lorena Tapia Garzón dijo...

Criticón: Jajaja!!! A la foto me la sacaron sin que me diera cuenta, una amiga. Estábamos tomando mate en la costanera, había mucho sol, estaba lindo... Y la foto me gustó, así como salió nomás. Nunca me puse a hacer un análisis para saber si encaja o no con el blog. Lo que quiero decir, lo escribo. Pero gracias, todas las observaciones siempre son bienvenidas!
Nota: estoy recién aprendiendo foto, así que en una de esas la próxima es foto mía y sacada por mí!
Rafa y Vieja: gracias por escribir siempre!

Abi dijo...

Che! yo creo que el Don que vende me discrimina jaaja... no se lo escucha en mi cuadra será quizás porque es un pasaje y la gente siempre se queja por no tener salida y por ende tienen que hacer muchas maniobras para salir.

PAYITO dijo...

Che, pero qué es lo que vendía? Querosén, el que es tipo un combustible, o quero (la miel)?

Adio!

Anónimo dijo...

Vendía querosen (o querosene?). Es un combustible. Nunca supe para qué mierda se usa (salvo las lámparas con mecha, pero no creo que éste sea el caso), y lo que me intriga más: si alguna vez vendió algo por mi barrio. Porque el tipo pasaba siempre y me despertaba tb, lo quería matar. Aunque es cierto, después se lo extraña. En realidad se extrañan todos esos personajes, que gradualmente desaparecieron de los barrios, solo quedan muy pocos y están en peligro de extinción. Tb hablo del afilador, con ese instrumento de viento tan particular; o el achilatero ("Aaachilataaa!!!"); o demás vendedores en carrito con megáfono (como uno que compraba/vendía electrodomésticos usados). Despiertan nostalgia, por que?..
"Vendo tomate, zapallo, zanoria, lechuga, huevo rosao, veeee"...